Padre Saturnino López Novoa
Biografía

En esta casa vivió y murió Saturnino López Novoa y en ella tuvo la inspiración de fundar la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados .
Saturnino nació el 29 de noviembre de 1830 en Sigüenza (Guadalajara) y murió el 5 de marzo de 1905 en esta Casa a los 74 años. Fue un oscense por adopción, ya que vivió en Huesca durante 43 años.
A la edad de cinco años, quedó huérfano de madre. Su educación fue encomendada a una tía abuela llamada Manuela, madre de Don Basilio Gil Bueno, futuro obispo de Huesca.
A los 12 años, ingresó en el seminario de Sigüenza. Tras completar el séptimo curso de Teología, y finalizar los estudios eclesiásticos a los 21 años, tuvo que aguardar para la ordenación sacerdotal hasta los 24, la edad mínima exigida. Mientras que alcanzaba la edad establecida para ordenarse fue nombrado subdirector del seminario.
El 22 de mayo de 1853 su tío don Basilio fue nombrado Deán de la catedral de Barbastro, cuyo seminario diocesano, deteriorado en su parte material, tenía suspendidas sus actividades desde 1836. El 1 de octubre de 1854 el seminario de santo Tomás de Aquino abría de nuevo sus puertas.
Como no era fácil encontrar un equipo de superiores y profesores, don Basilio sugirió al obispo Fort y Puig llamar a su sobrino, que comenzaba a destacar en la diócesis de Sigüenza. Así, Saturnino se trasladó a Barbastro, para ser vicerrector del seminario y catedrático de filosofía.
Viviendo en el seminario, se consagra a la formación de los seminaristas y comienza los estudios de Derecho Canónico, que prosigue en el siguiente año escolar. Pero lo más importante para él es que en este curso recibe el presbiterado.
El 22 de septiembre de 1854, fue ordenado sacerdote. A primeros de octubre celebró su primera misa en el Santuario de Nuestra Señora del Pueyo, en las cercanías de Barbastro.
Al lado de su tío don Basilio, fue secretario particular durante el tiempo en que aquél fue vicario capitular y gobernador eclesiástico de Barbastro; cuando don Basilio ocupe la sede del obispado de Huesca seguirá a su lado como capellán, secretario particular, y también como secretario de Cámara del Obispado. En junio de 1864 fue nombrado Canónigo Chantre de la catedral de Huesca.
Fue párroco de la catedral de Huesca, secretario del Obispado, profesor del Seminario y canónigo. Escribió la Historia de la muy noble y muy leal ciudad de Barbastro y descripción geográfico-histórica de su Diócesis, que le valió el merecido nombramiento de académico correspondiente de la Real Academia de la Historia.
La Junta revolucionaria de Huesca en 1868 desterró a ambos, que se refugiaron en la parroquia zaragozana de Santa Engracia, dependiente de la diócesis de Huesca. A su vuelta del destierro, tío y sobrino fueron recibidos por el pueblo oscense entre aclamaciones y cánticos.
Con su tío viajó a Roma, para asistir al concilio Vaticano I, como secretario y teólogo consultor y en Roma D. Basilio entrega su alma a Dios. Ahora, libre de los asuntos administrativos de la diócesis, se dedicó con más empeño al confesonario y a la predicación.
Sacerdote humilde, piadoso, laborioso y caritativo, no se contentó con lamentar los males de la época, entre los que se destaca la pobreza, sino que supo actuar de forma organizada.
Fue pionero de muchas obras sociales y apostólicas: Fundó la Casa para Estudiantes Pobres para seminaristas con escasos recursos, promovió la Casa Asilo para niñas pobres, fundó la cofradía de Nuestra Señora de la Agonía en la iglesia parroquial San Pedro el Viejo y la rama femenina de las Conferencias de San Vicente de Paúl, redactando su reglamento, propició también en 1871 la instalación en Huesca de las Hermanitas de los Pobres y de las Siervas de María.
Pero su obra más conocida y en la que vuelca toda la generosidad, es la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, su sueño dorado, en cuya fundación contó con la valiosa colaboración de santa Teresa Jornet, que supo valorar como el más rico don que el Señor hizo a su obra. Santa Teresa Jornet era la Superiora General de la Congregación y a ella le correspondía el gobierno de las casas y de las religiosas.
Esta tuvo lugar en Barbastro el 27 de enero de 1873, que luego fue trasladada a Valencia, donde tiene la casa madre.
Actualmente, cuentan con 210 centros que acogen a 26.000 mayores, la mayoría en España, pero también en otros 16 países de tres continentes.
En la Navidad de 1882 adoptó a un niño huérfano Francisco Oliván Palacín, signo de su constante y extraordinaria generosidad. También fue destacado y heroico su comportamiento en la epidemia de cólera que sufrió Huesca en 1885, y rechazó la cruz de Beneficencia que se le ofrecía por ello, asegurando que no quería otra cruz que la de Cristo.
En consecuencia, de una crisis pulmonar, murió en el 12 de marzo de 1905 en Huesca. Al día siguiente, una multitud de personas, acompañaron los restos mortales al cementerio de Huesca, donde recibe sepultura y donde permanecerá hasta mayo de 1912, en que es trasladado a la cripta de la iglesia de la Casa madre de las Hermanitas en Valencia, como era su deseo y donde se encuentra en la actualidad, recibiendo a numerosos devotos que se encomiendan a su intercesión.
Para una información más detallada sobre su vida y obra, pueden leer la excelente biografía escrita por Monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo Emérito de la Archidiócesis de Sevilla.
Saturnino nació el 29 de noviembre de 1830 en Sigüenza (Guadalajara) y murió el 5 de marzo de 1905 en esta Casa a los 74 años. Fue un oscense por adopción, ya que vivió en Huesca durante 43 años.
A la edad de cinco años, quedó huérfano de madre. Su educación fue encomendada a una tía abuela llamada Manuela, madre de Don Basilio Gil Bueno, futuro obispo de Huesca.
A los 12 años, ingresó en el seminario de Sigüenza. Tras completar el séptimo curso de Teología, y finalizar los estudios eclesiásticos a los 21 años, tuvo que aguardar para la ordenación sacerdotal hasta los 24, la edad mínima exigida. Mientras que alcanzaba la edad establecida para ordenarse fue nombrado subdirector del seminario.
El 22 de mayo de 1853 su tío don Basilio fue nombrado Deán de la catedral de Barbastro, cuyo seminario diocesano, deteriorado en su parte material, tenía suspendidas sus actividades desde 1836. El 1 de octubre de 1854 el seminario de santo Tomás de Aquino abría de nuevo sus puertas.
Como no era fácil encontrar un equipo de superiores y profesores, don Basilio sugirió al obispo Fort y Puig llamar a su sobrino, que comenzaba a destacar en la diócesis de Sigüenza. Así, Saturnino se trasladó a Barbastro, para ser vicerrector del seminario y catedrático de filosofía.
Viviendo en el seminario, se consagra a la formación de los seminaristas y comienza los estudios de Derecho Canónico, que prosigue en el siguiente año escolar. Pero lo más importante para él es que en este curso recibe el presbiterado.
El 22 de septiembre de 1854, fue ordenado sacerdote. A primeros de octubre celebró su primera misa en el Santuario de Nuestra Señora del Pueyo, en las cercanías de Barbastro.
Al lado de su tío don Basilio, fue secretario particular durante el tiempo en que aquél fue vicario capitular y gobernador eclesiástico de Barbastro; cuando don Basilio ocupe la sede del obispado de Huesca seguirá a su lado como capellán, secretario particular, y también como secretario de Cámara del Obispado. En junio de 1864 fue nombrado Canónigo Chantre de la catedral de Huesca.
Fue párroco de la catedral de Huesca, secretario del Obispado, profesor del Seminario y canónigo. Escribió la Historia de la muy noble y muy leal ciudad de Barbastro y descripción geográfico-histórica de su Diócesis, que le valió el merecido nombramiento de académico correspondiente de la Real Academia de la Historia.
La Junta revolucionaria de Huesca en 1868 desterró a ambos, que se refugiaron en la parroquia zaragozana de Santa Engracia, dependiente de la diócesis de Huesca. A su vuelta del destierro, tío y sobrino fueron recibidos por el pueblo oscense entre aclamaciones y cánticos.
Con su tío viajó a Roma, para asistir al concilio Vaticano I, como secretario y teólogo consultor y en Roma D. Basilio entrega su alma a Dios. Ahora, libre de los asuntos administrativos de la diócesis, se dedicó con más empeño al confesonario y a la predicación.
Sacerdote humilde, piadoso, laborioso y caritativo, no se contentó con lamentar los males de la época, entre los que se destaca la pobreza, sino que supo actuar de forma organizada.
Fue pionero de muchas obras sociales y apostólicas: Fundó la Casa para Estudiantes Pobres para seminaristas con escasos recursos, promovió la Casa Asilo para niñas pobres, fundó la cofradía de Nuestra Señora de la Agonía en la iglesia parroquial San Pedro el Viejo y la rama femenina de las Conferencias de San Vicente de Paúl, redactando su reglamento, propició también en 1871 la instalación en Huesca de las Hermanitas de los Pobres y de las Siervas de María.
Pero su obra más conocida y en la que vuelca toda la generosidad, es la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, su sueño dorado, en cuya fundación contó con la valiosa colaboración de santa Teresa Jornet, que supo valorar como el más rico don que el Señor hizo a su obra. Santa Teresa Jornet era la Superiora General de la Congregación y a ella le correspondía el gobierno de las casas y de las religiosas.
Esta tuvo lugar en Barbastro el 27 de enero de 1873, que luego fue trasladada a Valencia, donde tiene la casa madre.
Actualmente, cuentan con 210 centros que acogen a 26.000 mayores, la mayoría en España, pero también en otros 16 países de tres continentes.
En la Navidad de 1882 adoptó a un niño huérfano Francisco Oliván Palacín, signo de su constante y extraordinaria generosidad. También fue destacado y heroico su comportamiento en la epidemia de cólera que sufrió Huesca en 1885, y rechazó la cruz de Beneficencia que se le ofrecía por ello, asegurando que no quería otra cruz que la de Cristo.
En consecuencia, de una crisis pulmonar, murió en el 12 de marzo de 1905 en Huesca. Al día siguiente, una multitud de personas, acompañaron los restos mortales al cementerio de Huesca, donde recibe sepultura y donde permanecerá hasta mayo de 1912, en que es trasladado a la cripta de la iglesia de la Casa madre de las Hermanitas en Valencia, como era su deseo y donde se encuentra en la actualidad, recibiendo a numerosos devotos que se encomiendan a su intercesión.
Para una información más detallada sobre su vida y obra, pueden leer la excelente biografía escrita por Monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo Emérito de la Archidiócesis de Sevilla.
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